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Los Fondos Nacionales
Para la Ciudad y la mayor concentración de Buenos Aires
La Coparticipación federal
En el mes de marzo se conoció el proyecto de la construcción de la Autopista ribereña en túnel, que uniría la bajada de la autopista La Plata Buenos Aires, con la autopista Illia, “sin alterar” la Villa 31 de Retiro que ya tiene más de 40.000 habitantes.
El Poder Ejecutivo “nacional” se puso de acuerdo con el Jefe de Gobierno de la Ciudad para financiar en conjunto la obra que demandaría la módica suma de 1.000 millones de dólares. Otra obra cuyos fondos saldrán en un 50% de los fondos de la Nación y de los negocios con las tierras fiscales que aún quedan a lo largo de la avenida que atraviesa Puerto Madero, el ícono menemista que creció aceleradamente durante los gobiernos K.
Se funda esta obra en la necesidad de “conectar” los ingresos a la ciudad y los accesos al Puerto, cuya zona –donde está la Terminal de ómnibus de Retiro- ya está colapsada prácticamente durante el día.
Esta obra y otras en construcción (un enlace sobre la autopista Richeri y la 25 de Mayo), son parte de una concepción centralista y unitaria que domina la mente de las grandes corporaciones, el gobierno actual y el de la Ciudad que agravan día a día la concentración urbana y demográfica de la región metropolitana.
Por otra parte, grandes proyectos de urbanización sobre la zona ribereña de la Costanera Sur (en la ex “Ciudad Deportiva de Boca) se preparan entre la las corporaciones inmobiliarias del Grupo Elztain, las corporaciones que rodean al grupo Macri y el Gobierno saliente que proyecta la construcción de un monumental edificio en la isla Demarchi.
La superconcentración en el área que va del Aeroparque a la autopista Buenos Aires – La Plata se agudizó de tal manera en los últimos años, con su Villa 31 el “ícono” de Retiro, se agrava ante la necesidad de “ampliar” el puerto de Buenos Aires cuyo volumen pasará de los actuales 1,2 millones de TEU a dos millones, que provoca nuestra dependencia importadora.
Esto es la “foto” del Bicentenario, del Puerto del Buen Ayre de la Colonia y el comercio británico, por donde entra hoy el 90% de la importación industrial del país deformado que tenemos; casi toda la exportación sale del Paraná y B.Blanca y la importación por este puerto de la Argentina agrodependiente. Dependencia múltipolar de bienes industriales principalmente de Europa, China, Estados Unidos y otros países.
Es también la “foto” de las dos décadas y media pasadas que generado, por un lado, una población de 270.00 habitantes en las Villas de la Ciudad de Buenos Aires más el doble en el Gran Buenos Aires, y por otro los íconos del derrame de la riqueza representada por Puerto Madero y Nordelta.
La nueva autopista ribereña fue acordada por Cristina Kirchner y Mauricio Macri en julio de 2014 ha sido otorgada a un grupo de empresas por la Subsecretaría de Obras Públicas de la Nación y el Ministerio de Desarrollo del gobierno de la Ciudad.
La Coparticipación Federal
El arbitrario sistema de distribución de los recursos entre la Nación y las Provincias que decide el Poder Ejecutivo y utiliza como una herramienta política, es una deuda constitucional.
En la reforma de la Constitución de 1994 se dispuso que debía sancionarse una nueva ley en 1996 y nada se ha realizado, creándose desde entonces un manejo discrecional de los fondos nacionales, resueltos por uno de los poderes del Estado, el Poder Ejecutivo.
El Gobierno creó además de la coparticipación unos Fondos Nacionales que llegan directamente a las provincias que son manejados obviamente en forma discrecional, de acuerdo con los gobernadores. Fondos que no se monitorean y que cada gobernador maneja a su vez en función de la situación local. El gobierno actuó en los últimos años con su habitual discrecionalidad, con leyes de emergencia económica, con DNU y con modificaciones del Presupuesto nacional, que le permiten los superpoderes que tiene el Poder Ejecutivo según la actual Constitución nacional.
En base a esos poderes, ha dirigido fondos especiales a la provincia de Santa Cruz y en materia de Obras Públicas nacionales, ha ejercido un monopolio de las decisiones desde el Ministerio “Federal” de Obras Públicas del ministro De Vido. Como la obra de soterramiento de la línea Sarmiento entre Liniers y plaza Miserere que todavía no pueden iniciar.
Es imposible obtener la información precisa y verdadera en el Ministerio de Planificación Federal (una denominación totalmente ajena a la realidad) para conocer la ejecución de las obras. El presupuesto de este año prevé destinar 148.622 millones de pesos a gastos de capital, entre inversión real directa ($ 40.056 millones destinados a la obra pública nacional (sic) y transferencias de capital al sector público (otros $ 108.566 millones que el Gobierno remitiría a las provincias para “obras y compra de equipamiento”. Toda esa masa de capital, administrada por el ministro De Vido.
Este es el gran “colador” desde donde se producen los manejos “federales” con los gobiernos provinciales y que éstos manejan también sin control en sus provincias y desde donde surgen los “diezmos” y las comisiones entre empresarios y funcionarios. Es el sistema legal de la corrupción y el enriquecimiento que se produce en el Estado, desde siempre.
Así también el Poder ejecutivo decidió por decreto, la compra de trenes chinos para el sistema metropolitano por 1.200 millones de dólares, o la transformación del edificio del correo Nacional que no puede terminar, o la construcción de las represas del rio Santa Cruz, los gastos de Tecnópolis, del Fútbol para Todos, y entre otras cosas, el nombramiento de decenas de miles de empleados públicos, de un gobierno es dispendioso en gastos de funcionarios que viajan con numerosa comitiva por Latinoamérica, Europa o China.
No puede considerarse la proporcionalidad de los recursos de la coparticipación como una medida de justicia distributiva, según los habitantes de cada provincia; lo que importa son los enormes montos de gastos que absorbe como un pulpo gigantesco el conglomerado de la región metropolitana, donde los “barones” del conurbano reciben fondos más grandes que las provincias. O sea, donde están los votos. (Ver nota y el mapa de la Región Metropolitana).
Según datos del CIPPEC entre 2003 y 2010 las transferencias automáticas a las provincias aumentaron cinco veces mientras que las que se realizaron a los municipios crecieron 52 veces.
El sistema “federal” actual es una ficción y el presupuesto nacional no es una herramienta de política económica, porque no existe un Plan Federal que contemple la realización de las obras públicas que generan producción y trabajo en las provincias.
El caso de La Rioja es histórico y la Nación tiene aún una deuda enorme con la provincia que más luchó por el Federalismo, por la Confederación y no por la Nación unitaria y vertical que tenemos.
La Rioja necesita un Ferrocarril de trocha ancha, un camino comercial hacia Chile al puerto de Copiapó, una minería convencional y moderna en el Famatina y solucionar el problema de la necesidad de agua en la mitad de la provincia que ocupa la llanura riojana.
Y eso no se resuelve con una coparticipación federal para sostener la principal “producción” de la provincia que es el empleo público, sino realizar las obras mencionadas que le permitirá crear riqueza propia y autonomía económica.