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 Sarmiento

UNION DE RESIDENTES RIOJANOS

Acta fundacional de la Asociación  Unión de Residentes Riojanos - Registro: 3299371 NIC 52351160

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Sarmiento

1811-1888

 

            Resulta imposible obviar  la actuación y lo escrito por Sarmiento en los años de lo que fue para La Rioja, la tragedia de la guerra civil.

            Después de Pavón y de Urquiza hay otro Sarmiento cuya actuación culmina en su presidencia  enfrentando a la triunfante oligarquía ganadera y terrateniente bonaerense y del Litoral.

            En 1831 a los 20 años emigra a Chile donde fue maestro y mayordomo en las minas de Copiapó.

            En 1836 regresa a San Juan. En 1839 edita El Zonda pero vuelve a exiliarse a Chile donde escribe en distintos periódicos y dirige la primera Escuela Normal de Sudamérica (1842). Escribe Mi Defensa (1843) y Facundo (1845). Desde 1845 a 1848 viaja por Europa y los Estados Unidos. A su regreso publica Viajes por Europa, Africa y América, Educación Popular, Argirópolis y Recuerdos de Provincia.

            Sarmiento escribe su estudio, El Chacho, siendo ministro en los Estados Unidos porque buscaba justificar su conducta como director de la guerra contra el caudillo riojano, que era acerbamente atacada.

            Describe admirablemente en el Facundo la geografía del desierto entre San Juan, San Luis y La Rioja. Refiriéndose a los pueblos indios que fueron reducidos, dice: “El valle que ocuparon los pueblos de la terminación en gasta, divide la cadena central granítica de los andes, otra paralela del terreno secundario y metalífero. Desde Uspallata hasta Catamarca, abundan los veneros de oro, plata, cobre, plomo, níquel, estaño y otras sustancias minerales, siendo ya asientos conocidos de minas Uspallata, el Tontal, Castaño, Famatina y varios en Catamarca,  de donde compañías inglesas extraen abundante plata y cobre. En ramificaciones inferiores, otra cadena de montañas en Guayaguaz, Huerta, Marayes, y aun las sierras de los Llanos, ofrecen el mismo recurso, y aun depósitos de carbón de piedra apenas explorados.”

 

            Lamentablemente, Sarmiento no pudo “ver” (investigar) la situación de las campañas de Buenos Aires de la época colonial como las estudiara Juan Agustín García en su libro La Ciudad Indiana. (Leer aparte la nota respectiva). Se basó más en “semejanzas” con las tribus árabes del norte de Africa que visitó y en “la Palestina”.

 

            En los años de Sarmiento en Chile recogió las versiones de la guerra civil de parte de los exiliados de La Rioja, San Juan, Catamarca, y quienes huían simplemente. (Leer  Timoteo Gordillo) El comercio de Cuyo y La Rioja con Chile se había resentido sensiblemente por la guerra. Dice Sarmiento en el libro mencionado: “El censo de Chile, en 1855, dio en el numero de habitantes de Copiapó, provincia esencialmente minera, diez mil habitantes argentinos, que son riojanos en su mayor parte, por ser ésta la provincia colindante. Este aprendizaje de los que se expatrían en busca de trabajo, y los irregulares laboreos de los antiguos minerales de Famatina ofrecerían medios de cambiar los hábitos semibárbaros que la dispersión en el desierto ha hecho nacer, si con los capitales que requiere aquella industria, una política conocedora de las necesidades peculiares de esta vasta región, que ocupa cinco provincias, se contrajese a remediarlas.”

 

 De regreso a Buenos Aires redacta El Nacional y es designado Director de escuelas; es Senador en 1857, 1860 y 61.  Es designado gobernador de San Juan (1862-1864).

            Es entonces cuando Sarmiento escribe aquella proclama dirigida a los riojanos donde muestra él mismo que la barbarie no era un resultado de las “campañas pastoriles”, ni un atributo de los caudillos, jefes naturales de labriegos sin tierra, arrieros, peones rurales, hacheros, poceros y demás trabajadores,  sino que lo bárbaro y salvaje estaba también en la política de aniquilación y exterminio de militares como Arredondo e Irrazábal, Oribe, Sandes, Paunero  y los cultos doctores ganaderos de la provincia de los saladeros y la Aduana de Buenos Aires.

            Juzgue el lector la Proclama de Sarmiento:

 

            “D.F. SARMIENTO, ENCARGADO DEL GOBIERNO NACIONAL PARA RESTABLECER EL ORDEN PERTURBADO POR LA SEDICION EN LA RIOJA

Riojanos. La República ha sido sorprendida en medio de la quietud de que gozaba, por las proclamaciones y manifiestos sediciosos de Vicente Pealoza, a quien el gobierno Nacional había dispensado toda clase de consideraciones. A aquella tentativa de de sublevación contra todo gobierno, habían precedido irrupciones sobre Catamarca, Córdoba y San Luis, al mando de Ontiveros, Pueblas, Varela, Agüero y otros que no pertenecen a La Rioja…

            Estas expediciones de vándalos, han sido escarmentadas en todas partes, y ahora los criminales vuelven a buscar un asilo en La Rioja para salvarse del castigo.

            Riojanos: Peñaloza, vosotros lo sabéis, es demasiado estúpido, corrompido e ignorante, para que ningún pueblo ni partido le preste apoyo. Podrá ser un bandolero, pero nunca un jefe de partido.

            Los que extravían a aquel torpe, le han hecho creer que el general Urquiza encabeza una reacción, y que en todas las provincias tiene partidarios.

            El resultado ha sido que la provincia de La Rioja sola, aparece a los ojos de la República como una guarida de ladrones, prontos a lanzarse sobre todas las provincias vecinas que ningún agravio le han hecho.

            Riojanos: Estoy encargado por el gobierno nacional de restablecer la paz y castigar a los malvados. Cuento con vuestra ayuda y cooperación eficaz.

            Es preciso que cada riojano se lave de la mancha que le han echado los intrusos que se asilan en su territorio.

            Es preciso que desaparezca el escándalo de un ebrio estólido, que con el título de general, que no da autoridad ni poder alguno levanta tropas, invade provincias, y aun se rebela contra el mismo gobierno que le concedió aquel título.

            Riojanos: Los jefes del ejército nacional, coronel don Ambrosio Sandes y  teniente coronel don Arturo M. Arredondo, llevan encargo de proteger a los vecinos que se conserven tranquilos en sus casas, y de perdonar a los que, extraviados o por obedecer a sus jefes, han tomado las armas y las depongan, presentándolas a las autoridades que dichos jefes reconozcan o instituyan provisionalmente. Sólo llevan orden de prender a Peñaloza, Chumbita, Angel, Potrillo, Varela, Lucas Llanos, Pueblas, Ontiveros, Tristán Díaz, Agüero, Berna, Carrizo, y los que sean autores de crímenes comprobados.

            Riojanos: Ninguno de aquellos criminales o los que obren en su nombre, pueden mandaros; y hay delito en obedecerles después de esta proclamación hecha a nombre y por autoridad del Presidente de la República

            Los jefes del ejército enviados a pacificar a La Rioja, temibles sólo en el campo de batalla, harán honor al deseo del Presidente de la República, brigadier general don Bartolomé Mitre, mostrando que son los mejores amigos del vecino pacífico y honrado. Confiad en ellos.

            Así lo espera vuestro compatriota.”

 

            Triunfante Buenos Aires en Pavón, Mitre encomienda al Ejército profesional la liquidación de las fuerzas del Chacho Peñaloza y encomienda a Sarmiento la tarea final.

            El salvajismo de Irrazábal aplaudido por Sarmiento por la forma en que mataron al Chacho, revela la concepción ideológica de Sarmiento, Mitre y demás hombres del gobierno porteño triunfante, respecto a la lógica de la guerra.

            Es imprescindible indagar en la vida y obra de Sarmiento, en las distintas etapas  y períodos en los que se constituyó hacia fines del siglo XIX, en una República con una Constitución liberal, unitaria y centralista que perdura un siglo después.

            En sus viajes a Europa visitó a San Martín aún en Paris y quedó horrorizado por la lucha de los proletarios franceses que luego culminaría en la revolución de 1848 que se extendió también a Alemania. Las continuas rebeliones del pueblo de París obligaron a San Martín a trasladarse a Boulogne sur Mer.

            Sarmiento habría de justificar más tarde las salvajes represiones de la Comuna de París (1870) y los fusilamientos de los Comuneros, los obreros de París.

 

Sarmiento viajó después a Estados Unidos, de donde trajo –como Dorrego- una concepción de “progreso y civilización” diferente al de los países europeos. El modelo norteamericano se plasmó en los proyectos de Sarmiento al llegar a la Presidencia, a pesar de la oposición del mismo Mitre que proponía a su vicepresidente Elizalde. Fue así que la idea del farmer norteamericano, los avances industrialistas del Norte contra el esclavismo del sur, llevó a Sarmiento a enfrentar a la oligarquía ganadera dominante de Buenos Aires y lamentarse al final de su mandato, que lamentaba de su gobierno (1868-74)  el no haber podido implantar su modelo de desarrollo basado en su plan agrícola, y de pueblos con Escuelas, quintas agronómicas y forestaciones como el modelo aplicado en Chivilcoy.

            Pero ni Sarmiento ni Mitre, artífice este último del modelo centralista agroganadero exportador y tributario de Inglaterra basado en las rentas aduaneras comerciales y en una Constitución que otorga grandes poderes presidencialistas, tuvieron un proyecto nacional para provincias como La Rioja que fueron desvastadas en la guerra civil bajo el poder y la fuerza del Ejército nacional “heredero” de las armas y las glorias de las guerras por la Independencia. La última campaña de resistencia del Chacho Peñaloza, ya rendido ante el Coronel Vera (su compadre)  salvajemente asesinado por el bárbaro Irrazábal no fue más que prueba de su concepción ideológica sobre la Guerra. Porque la concepción maniquea de Sarmiento sobre Civilización y Barbarie explica su propia barbarie. El Tratado de la Banderita había establecido las condiciones de la paz y la resignación de Peñaloza ante las fuerzas de Buenos Aires. Resignación que tuvo en la traición de Urquiza en Pavón, dejó inerme y solo a Peñaloza.

           

            Sarmiento encontraría hoy el respaldo de algunos pensadores críticos (como Walter Benjamin) que afirman que la Civilización sólo puede entenderse a partir de la Barbarie. La “sustancia” de la Barbarie y la Civilización sería la misma: la “cultura humana”. Ya los Clásicos dieron el nombre de bárbaros a todos los extranjeros de las regiones fronterizas con el Imperio romano.

Entre el siglo III y VIII los pueblos germánicos (y otros) invadieron grandes extensiones del Imperio romano  ocupándolas violentamente siendo la causa de la caída del Imperio romano de Occidente. Los vándalos arrasaron las Galias, pasaron por Hispania, se dirigieron al norte de Africa, conquistaron Cartago, y desde su puerto se dedicaron a la piratería asolando el Mediterráneo.

Pero como la definieron los teóricos del socialismo utópico después de la gran Revolución francesa, la guerra es un resabio de la barbarie considerada como la etapa del hombre primitivo.

            Los restos de las fuerzas de Peñaloza se convocaron poco después con Varela y dieron la última batalla contra el Mitrismo en batalla del Pozo de Vargas contra el Ejército nacional dirigido por Antonino Taboada. (Ver Cronología histórica)

            Sarmiento después de su presidencia, y fallecido Alsina, continuó trabajando por sus ideas principalmente sobre la Educación en el país (creador de las Escuelas Normales) y luchando contra la ya consolidada oligarquía ganadera contra la que nada pudo hacer.

 

            Prácticamente exiliado en Paraguay falleció en 1888. Quizás le atormentaron finalmente los recuerdos de los salvajismos que él justificó.-