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La MITREPOLIS DE BUENOS AIRES
“Una Ciudad que lo era”…..
Por: Calaucha
Amigos de Historia: les escribo después de descubrir la interesante crónica histórica y las notas sobre aspectos polémicos de nuestra historia. Me alegro de las notas sobre la Metrópolis Buenos Aires porque yo también la sufro desde hace algunos años.
Muy pocos saben en Buenos Aires por qué la Plaza Miserere se llama “Once”, Once de Setiembre. Quizás, muchos menos en La Rioja que visitan y conocen “Buenos Aires”, es decir, el Centro, teatros, shopings, barrios elegantes, y tantos lindos lugares que evidentemente tiene la Ciudad. Es la City con su Puerto que imaginó Mitre cuando la separó de la Confederación Argentina y en cuyo homenaje la plaza Miserere es ahora, plaza Once. Donde llegaban las carretas desde cientos de kilómetros con cargas de alimentos y mercaderías del “interior”.
Pero la “Ciudad”, la CABA, ya no es únicamente la Ciudad que la separa de la Provincia la General Paz. La inmigración que la vió nacer y la migración interna que la llenó en el siglo XX desde el ’38 al 50 al impulso de la industrialización nacional, transformó todo el cordón urbano del “otro lado” de la General Paz. Así surgió la mayor concentración obrera y popular del siglo XX que llevó a nuestro país a echar las bases de una ciudad moderna y desarrollada y que generó una clase media numerosa y progresiva.
Antes de período de la IIª guerra mundial, la Ciudad de Buenos Aires reflejaba el modelo urbano y arquitectónico de la “Belle Epoque” con su Recoleta, Palermo y todo barrio Norte que tiene como eje el sector más rico y “elegante” de la gran Ciudad surgida a partir de 1880.
Y del lado del Sur, con barrios en la Boca, las barriadas obreras de Pompeya, Barracas, como la dibujaron los poetas Homero Manzi, Carriego y otros vates porteños.
El período más positivo y avanzado en lo industrial, científico, cultural, educativo y un estado general de bienestar habría de ir decayendo al final de la década del ’60. Se había desarrollado hasta entonces un polo industrial integral y avanzado en la ciudad de Córdoba, Buenos Aires y Rosario.
También la producción agrícola ganadera generaba las divisas que equilibraban el comercio exterior con la importación. Siempre con desigualdad social y grados de pobreza entre los asalariados, y la mano de obra no asalariada.
Pero nada habría de ser igual a partir de entonces: sucesivos golpes de Estado, caída de los precios internacionales de los comodities agrícolas, y sobre todo, el freno a la industrialización que requería de bienes de capital para su crecimiento. La red ferroviaria nacional se mantenía pero se deterioraba rápidamente como la flota Mercante. La industria nacional requería de una siderurgia, química y petroquímica que la sustentara, pero el desarrollo industrial de postguerra de las grandes potencias, la reconstrucción europea y las nuevas tecnologías, fueron limitando y afectando el desarrollo de la industria nacional.
La economía pasó ser más de servicios y la administración burocrática del Estado aumentó sensiblemente bajo distintos gobiernos.
El desarrollo económico/industrial cambió sustancialmente. Las grandes corporaciones industriales europeas y de los Estados Unidos, los frigoríficos, y las tradicionales empresas argentinas de la alimentación fueron pasando de mano y los bancos extranjeros se asentaron; en los años ’70 se formó y generalizó la estructura financiera bancaria y se generó una enorme deuda externa, que se hizo recrrente.
Buenos Aires es hoy la forma más concentrada de la Metrópolis Buenos Aires, la mancha urbana que puede apreciarse en otras notas que he podido leer en Historia de La Rioja.
Una ciudad hiperconcentrada porque el proceso económico, o mejor decimos, la deformación que se produjo en las últimas cinco décadas; porque recibió en forma permanente, crecientes contingentes de personas y familias desde la mayor parte de las provincias expulsoras demográficas por la falta de trabajo en sus pueblos y ciudades.
Me parece entonces que ha llegado el momento de hacer algo por el federalismo, por el que lucharon nuestros antepasados que a su manera, pedían otro país más equilibrado, especialmente en La Rioja ubicada en un lugar de la inmensa geografía, que necesitaba que el Estado nacional desarrollara la minería y la dotara de obras que llevaran el agua a la mitad de su sediento territorio.
Ahora me entero que tampoco le ha quedado ni el tren que para colmo era de trocha angosta y ahí están las vías borradas por la vegetación y el abandono.
Yo estoy lejos de La Rioja de mis ancestros, pero qué lindo sería que surgiera de la provincia un grito federal que resonara en todas las provincias del NOA y en la conciencia de miles de provincianos que han sido tragados por esta inmensa Metrópolis, pulpo que nos ha borrado la memoria.
Esta es la ciudad soñada por el general Mitre principalmente, aquél que ordenó al salvaje Arredondo la represalia sobre los riojanos que luchaban y que manó que al Chacho se lo persiguiera en una acción de policía.
Es el Mitre –junto al salvaje Arredondo- quien levantó el proto ejército argentino para impedir la candidatura de Avellaneda e imponer su candidato.
Pero es Mitre el héroe porteño que echó las bases de lo que hoy es la Ciudad Puerto y la Metrópolis Buenos Aires.
Un caluroso saludo a Historia de La Rioja y a todos los riojanos.-
Tres Arroyos, provincia de Buenos Aires, Julio de 2018.