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 Urquiza y Rosas

UNION DE RESIDENTES RIOJANOS

Acta fundacional de la Asociación  Unión de Residentes Riojanos - Registro: 3299371 NIC 52351160

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Urquiza y Rosas

Los hechos históricos que llevaron a la derrota de Rosas en Caseros está precedido por un complejo proceso de luchas internas donde se presentaron en toda su magnitud, la pugna entre las provincias del NOA y del Litoral con Buenos Aires, sumidas en una guerra civil que se prolongaba desde 1820 y que no cesaría hasta los años 80 del siglo XIX si consideramos como parte de la guerra civil,  la derrota final de los indios pampas desde Buenos Aires hasta Río Negro. La diferente estructura económica de las provincias (Litoral versus Cuyo y el NOA) y la apropiación de la tierra como factor económico fundamental de la acumulación primitiva de capital, estuvo en la base del conflicto de clases y del modelo de país a constituir.

 

            Es imposible comprender lo acontecido en La Rioja y en el NOA soslayando los acontecimientos del Litoral argentino y los intereses económicos que se cruzaron entre las provincias de Corrientes, Santa Fe y Entre Ríos, la Banda Oriental, Brasil y la Provincia de Buenos Aires. Es un período histórico profundo donde se rebelaría el enorme poder económico y por ende político de “Buenos Aires” y el rol de sus hombres representativos, que construyeron un enorme poder y una estructura económica, jurídica e institucional que llega hasta nuestros días. Proceso que mostró con toda claridad, la intervención directa de las dos potencias europeas colonialistas dominantes en ese momento y la nueva potencia, los Estados Unidos con características distintas a aquellas.

            Inglaterra y Francia avanzaban en la conquista de las posesiones coloniales en Africa, Portugal mantenía las suyas y los Estados Unidos se presentaba como una Confederación de Estados autónomos, constitucionalista, que influyó en forma positiva desde Dorrego al Sarmiento presidente enfrentado a Mitre. Como se verá, la relación de Francia, Inglaterra y los Estados Unidos frente al escenario de las luchas civiles en la aún inexistente Argentina, marcó a las distintas clases sociales en pugna en cada Provincia  por la conformación de  una Nación centralista con enorme poder presidencialista o una Confederación de provincias con amplios grados de autonomía.

            Entre 1838 y  1840 la Confederación fue sometida a un bloqueo naval por parte de Francia. En 1840 el General Paz escapó de Buenos Aires y se trasladó a Montevideo y luego a Corrientes. El gobernador Pedro Ferré le confió el mando de sus tropas. Rosas envió a Pascual Echague a enfrentar Paz quien lo derrotó completamente en Caaguzú. Paz marchó a Entre Ríos gobernada por Urquiza y se retiró a Uruguay donde se hizo cargo de la defensa de Montevideo.

Pedro Ferré era gobernador de Corrientes cuando en 1842 la provincia se sumó a la lucha antirosista. Derrotado en la batalla de Arroyo Grande se exilió en Brasil. Era carpintero y constructor de canoas, embarcaciones y balsas para el traslado de hombres y animales por los ríos Paraná y Uruguay.

El sitio de Montevideo que se extendió entre 1843 y 1851 estuvo marcado por el conflicto entre Manuel Oribe y Fructuoso Rivera en la Banda Oriental, los intereses de Brasil, Inglaterra y Francia, el no reconocimiento de Rosas de la independencia del Paraguay y Uruguay y sobre todo, por los derechos de libre navegación fluvial en la cuenca del Plata.

A principios de 1843 Montevideo fue sitiada por las fuerzas uruguayas aliadas a Rosas, conducidas por Manuel Oribe.

Entre 1845 y 1847 la Confederación volvió a ser bloqueda por Francia y Gran Bretaña

Rosas había establecido controles sobre el río Paraná en 1845. Una escuadra anglo francesa y un centenar de naves mercantes lograron quebrar la resistencia nacional en la Vuelta de Obligado y continuaron su intromisión dirigida a reabrir el comercio con el Litoral. Los magros resultados comerciales de la agresión anglofrancesa  llevaron a ambas potencias a levantar el bloqueo a Buenos Aires. Inglaterra perdía comercialmente más en Buenos Aires de lo que obtenía en el Litoral. El tratado Arana-Southern fue aprobado por Inglaterra y un año más tarde Francia firmó el tratado Arana-Lepredour.

            El resultado fue que  Francia e Inglaterra reconocieron a Oribe como presidente del Uruguay y el derecho de Buenos Aires para poner las condiciones de navegación de los ríos. Las divisiones de Buenos Aires se retirarían de Montevideo y los extranjeros residentes dejarían las armas. El vínculo mercantil de Buenos aires con Londres y Liverpool se mantuvo después del conflicto.

Siendo leal a Rosas, Urquiza derrotó con su ejército a Fructuoso Rivera en la batalla de India Muerta en 1845 y al año siguiente al general correntino a Madariaga en Laguna Limpia.

En 1845 el gobernador correntino Madariaga firma un pacto con Paraguay y se enfrentan con Urquiza. El general Paz se alió con Madariaga y asumió el mando del Ejército Aliado Pacificador integrado por tropas correntino-paraguayas. Urquiza lo derrota en Laguna Limpia y dicho ejército es disuelto. En agosto de 1846 Urquiza firma el tratado de Alcaráz con Corrientes donde se establecía el “acatamiento” de Corrientes a Rosas. No obstante, Rosas repudia el tratado. Urquiza cambia y en octubre de 1847 invade Corrientes. En noviembre, derrota a Madariaga en la batalla de Vences.

La ganadería entrerriana había comenzado a recuperarse a partir de 1840. Entre Ríos ya podía competir con los envíos de los saladeros de Buenos Aires. Se introdujo el ganado ovino, se desarrolló la explotación de la cal y la búsqueda de nuevos mercados a través de los países vecinos. Urquiza era un poderoso terrateniente ganadero, saladerista y comerciante. Llegó a tener un millón de cabezas de ganado y amasó una fabulosa fortuna. Siguió a Rosas desde la década de 1830 y accedió a la gobernación en 1841. Sus negocios y relaciones con  fuerzas políticas de Paraguay y la Banda Oriental llevaban a un inevitable enfrentamiento con Rosas. Carmelo Urquiza hermano del gobernador entrerriano residía en Montevideo y su actividad era comerciante, venta de carne. Su hijo Diógenes J. de Urquiza vivió en Montevideo.

            Urquiza se negaba a la intermediación porteña para comerciar con los mercados del exterior que controlaba Rosas con la Aduana. Urquiza abrió el río Uruguay a los barcos de Montevideo. Rosas impedía al Paraguay la libre circulación por el río Paraná.

            En marzo de 1851 Entre Ríos firma un acuerdo militar con Montevideo y Brasil. El 1º de mayo de 1851 aceptó oficialmente la renuncia que Rosas presentaba cada año a la Legislatura como Encargado de las relaciones exteriores. El decreto por el cual Entre Ríos reasumía su plena soberanía a vincularse directamente con las potencias extranjeras, fue considerada por Rosas como una declaración de guerra y así fue. El 25 de Mayo de 1851 la Pirámide de la Plaza Mayor apareció cubierta con una caricatura de Urquiza y el siguiente texto: “Muera el loco, traidor, salvaje unitario Urquiza”.

Urquiza designa a Eugenio Garzón, veterano de las guerras de la Independencia y fogueado en la guerra civil, como su asesor militar. Benjamín Virasoro al mando de las fuerzas correntinas se pliega al Ejército de Urquiza.

El fin de la etapa Rosista

            El prolongado gobierno de Rosas consolidó la estructura ganadera bonaerense y del Litoral hegemonizado por Urquiza. Sigamos al libro de Oscar Muiño (CHACHO 1810-1863) en la etapa que finaliza en Caseros.

            “ ha descubierto la manera de gobernar a uno de los pueblos más turbulentos e inquietos del mundo y lo ha hecho con tal éxito que, aunque existan motivos de queja y no poco descontento, cualquier hombre del país consideraría la muerte o aún la caída del eneral Rosas como la calamidad más negra.” (Carta del representante británico Southern al Ministro Palmerston el 10/I/1851)

            Gore reemplaza a Southern y dice: “No me gusta el sistema de Rosas, y lo condeno, como debe hacerlo todo hombre liberal, pero creo que sería un gran mal que Rosas fuera vencido, pues este sistema protege la vida y la propiedad, muy especialmente la de los extranjeros” (a Palmerston, enero de 1852)

            Entrerrianos, correntinos  orientales vadean el río Uruguay y se concentran en Paysandú. En ocho días de campaña, “Urquiza había conquistado casi la mitad del territorio de la banda Oriental, engrosando su ejército con la incorporación de tres mil milicianos orientales” (Sarobe). Oribe capitula ante Urquiza el 7 de octubre de 1851. Miles de soldados rosistas y todo el material del Ejército de Buenos Aires son incorporados a los rebeldes.

            Urquiza pacta con Brasil. Urquiza necesita dinero. Brasil le otorga 300.000 pesos. Devolverá el dinero para la manutención de las tropas imperiales más un interés del 6%. Urquiza le provee caballadas que descuenta de la deuda. Tres mil soldados brasileños se suman a los veinte mil efectivos urquicistas. Y 18 buques bloquean el Plata. Entre Ríos, Corrientes y el Estado Oriental invitan a Paraguay a sumarse. Le reconocerán su independencia y la libre navegación del Paraná y demás afluentes del Plata.

            Los regimientos 3 y 6 de caballería de Buenos Aires se sublevan el 9 de diciembre y se incorporan al ejército Grande. “los coroneles Matías Díaz y Ramírez se habían vendido vilmente al loco traidor salvaje unitario entregándole la capital –Santa Fe-“ (Santa Colona, famoso defensor de Rosas). Los quinientos defensores de Santa Fe se unen a Urquiza.

            400 hombres de la División Aquino  de regimientos porteños que habían sido obligados a sumarse a Urquiza, se sublevan y se unen a las tropas rosistas.

            Se producen desavenencias entre los generales rosistas Pacheco y Lagos. En vísperas de la batalla el general Pacheco renuncia. Bernardo de Irigoyen oficial del despacho de Rosas rechaza la renuncia. El grueso del Ejército de Rosas permanecía entre Palermo y Santos Lugares casi inactivo. El Ejército de Urquiza marcha desde Pergamino hacia Luján ante la indiferencia de los pobladores.

            Las provincias emiten documentos de apoyo a Rosas e insultos a Urquiza pero sus tropas no se movilizan. La Rioja, San Juan, Mendoza, San Luis y Córdoba forman una unidad militar, con Benavidez al mando del Ejército del Centro, que nunca llegaría a Caseros a pelear la batalla decisiva.

            Urquiza como jefe y Benjamín Virasoro como jefe del Estado Mayor lideran diez regimientos de caballería entrerriana, en total: 8.500 entrerrianos, 5.500 correntinos, 4.500 porteños, 800 santafecinos, 3.000 brasileros y 1.700 orientales.

            Rosas tiene 23.000 hombres con 56 piezas de artillería y cuatro coheteras.

            El 3 de Febrero de 1852 se enfrentan casi 50.000 hombres. Hay cientos que han luchado en las guerras de la Independencia; hay miles que se han enfrentado en la guerra civil; de un bando o de otro. Soldados del  “Ejército Nacional” que han sido empujados a uno u otro bando.

            Las fuerzas rosistas son derrotadas. El general Pacheco y su regimiento no interviene en la batalla. Quedan siete mil prisioneros y las 56 piezas de artillería en poder del vencedor. El general Lagos (que comandó la campaña al desierto de Rosas) se retira al interior de la provincia.

 El gobierno de Rosas ha terminado; acompañado por el diplomático inglés Robert Gore embarca en la fragata Centaur rumbo a su exilio.

            Urquiza da poder y envía a Bernardo de Irigoyen a las provincias con el mandato de organizarse para decidir la organización nacional bajo el sistema representativo federal.

 

            Se convoca a los gobernadores a San Nicolás de los Arroyos. Acuden el porteño López y Planes, el sanjuanino Benavídez, el correntino Virasoro, el sanafecino Domingo Crespo, el mendocino Pedro Pascual Segura, el puntano Pablo Lucero, el Santiageño Manuel Taboada, el tucumano Celedonio Gutiérrez y Urquiza por Entre Ríos. Por La Rioja acude Manuel Vicente Bustos. Más tarde adhieren Catamarca, Salta, Jujuy y Córdoba. Son las provincias que controlaba  Rosas con las Guardias Nacionales que ahora vislumbran la posibilidad de la organización nacional bajo el sistema Federal. (Leer Cronología VI parte)