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Biblioteca
Marcelino Reyes
Fundadoras de la Biblioteca
TESONERAS FUNDADORAS DE LA BIBLIOTECA
Historiemos nuestra biblioteca
EMMA REYES/ Acto inauguración
" En una pequeña ciudad inglesa, hacia 1880, se destinó por primera vez, una sala para niños en una biblioteca pública.
Con un espíritu semejante, de ambiente amable y expansivo, fue iniciada la nuestra el 4 de noviembre de 1926, en una modesta escuela provincial, la digna y simpática escuela Castro Barros, tomando su nombre de pila el 8 de agosto de 1928.
Aquella se divulgó en casi todos los países civilizados, ésta en todas las escuelas de la provincia y para satisfacción nuestra tuvo sus imitadores, como un factor educativo y de próspero desarrollo.
Tampoco es la obra que emprendemos, repetición de ninguna otra, como que fue la primera en su género, con sus características propias. Por fortuna tuvimos un buen número de libros con lo que dimos principios a ella, y confiamos en que seguirá progresando y divulgándose, con la ayuda que le sigáis prestando a esta corriente de educación y progreso.
Henri Lamaitre decía: "La biblioteca infantil es un sitio donde los niños deben sentirse en un ambiente feliz y sin estar expuestos a sufrir ninguna contrariedad, solo con el legítimo deber de no turbar a sus camaradas. Porque los libros son sus amigos, han de elegirlos con entera libertad como eligen sus amistades, entre la literatura expresamente preparada y puesta a su disposición, según las edades delos pequeños lectores".
Y es evidente que el camino de las propulsoras de la biblioteca, era hacer suyo el pensamiento de Cervantes, cuya digna y recatada elocuencia, advierte que por malo que fuere, siempre existe en todo libro, algo bueno, justificando la sencilla genialidad de Sarmiento: "El que lee un libro con todos sus antecedentes para comprenderlo, sabe tanto como el que lo escribió, pues este dejó consignado en sus páginas cuanto sabía de la materia".
"El libro es el signo de la lectura liberal y democrática- dice Ernesto Nelson-, que va a todos sin imponer condiciones, que no exige de su lector otra condición que el deseo de beber de su contenido. Estados Unidos es el país en donde el libro ha servido para institucionalizar una cultura democrática y continua; muchos son los nombres de los propulsores de bibliotecas, como el de Carnegie, el patrono espléndido de la biblioteca pública de su época, que llegó a levantar más de dos mil edificios para bibliotecas, que le costaron el equivalente de doscientos cincuenta y cinco millones de pesos en nuestra moneda".
"No hay duda- continúa-, que la acción del filántropo admirable es lo que más ha contribuido a descubrir la potencialidad educacional que dormía hasta aquí en la casas del libro, a dar vida a estos institutos que hasta entonces no eran puede decirse, sino panteones de la hoja impresa".
"El niño es, en Estados Unidos, objeto de una constante preocupación y era natural que allí se fundasen las primeras salas de lectura.
Este entra en un ambiente amable, lleno de encantadores ornamentos. En las paredes cuelgan láminas que hablan a su espíritu, mostrándole escenas y episodios que le son familiares.
Si el niño no sabe leer, pónesele frente una estantería, donde al alcance de su mano, se hallan los precioso libros de láminas en los que la literatura, la historia, el arte, la ciencia hablan en el lenguaje de la imagen, del episodio, del paisaje", nos dice el gran bibliógrafo Ernesto Nelson.
"El children´s room, es el anexo de una biblioteca para adultos pero dotado de distinto personal.
Las habitaciones son muy amplias, con las paredes pintadas de colores claros y decoradas con frisos alegóricos.
Hay en ellas muchas plantas y flores. Las mesas y sillas están de acuerdo con las diversas edades de los lectores.
Los libros están colocados en estantería baja a fin de que los niños puedan leer los títulos y hacer su elección.
"Allí las bibliotecarias señoras son señoras, preparadas metódicamente para desempeñar sus funciones.
La elección de las obras depende naturalmente de la edad y hasta de la nacionalidad del lector".
Imitando la ingeniosidad bienhechora de los norteamericanos se han establecidos algunas de estas prácticas y nuestros propósitos son implantarlas a todas, dentro de lo posible, por supuesto, con el laudable propósito de que los lectores se sientan en un ambiente grato.
Ya, sus estatutos, han instituido la narradora de historietas y cuentos a los niños, entre quienes debe establecerse un contacto directo indispensable.
Por falta de local apropiado, no pudo ejercer su acción como ellos lo exigen.
Estos relatos se hacen en aquellas instituciones particulares de EEUU con emoción real y comunicativa, las obras literarias famosas, como la de Shakespeare, siguiendo un plan de lectura, que empieza por la mitología griega, las leyendas, la Odisea, etc.; para continuar con las fábulas y cuentos.
Imitemos a los norteamericanos y no temamos poblar la imaginación infantil con recuerdos encantadores o visiones heroicas, como dice el señor Nelson.
Las bibliotecas datan de tiempos muy remotos. En primer término, la de Menfis, fundada en Egipto, en cuya puerta de entrada se ostentaba una inscripción que decía: "Remedios del alma".
En Alejandría se llegó a reunir una valiosísima colección bibliográfica, donde se condesaron, puede decirse, todas las sabidurías antiguas.
En nuestro país las bibliotecas con carácter popular datan desde la Revolución de Mayo, dirigidas por eminentes cultores, como Moreno, Belgrano, Monteagudo, Rivadavia, Urquiza, Sarmiento, Avellaneda, Mitre entre tantos otros.
En esta provincia, la primera fue fundada en 1886 y con carácter público ya estable desde 1893, y la que pudo ofrecer significativo concurso el Tte. Cnel. Marcelino Reyes, fue la "Mariano Moreno", que ha alcanzado un desenvolvimiento de consideración, después de haber peligrado su estabilidad, gracias a la acción diligente de las sucesivas autoridades.
Las escolares, fueron las del Colegio Nacional y Escuela Normal, y entre las particulares, merecen mención la que tuvo el Dr. Joaquín V. González, que motivo de su traslado a la Capital Federal al terminar su gobierno, fue adquirida por el Tte. Cnel. Marcelino Reyes, ampliándola con profusión; hoy en propiedad de su hijo el Dr. César Reyes, continúa su mayor impulso.
A esta biblioteca acudía una demanda de consultas los estudiosos e intelectuales de todas las épocas, riojanos y residentes como Guillermo San Román, Fermín y Florentino de la Colina, Natal Luna, Fco. Vicente Bustos, Marcial Catalán, Guillermo Dávila San Román, Gaspar N. Gómez, Bernabé Láinez, Leónidas Carreño, Ricardo González, Sixto J. Grandoli, Arturo Castaño, Ramón Gómez, Pedro Capdevila, Lídoro J. Avellaneda, Antonio P. García, Ignacio Vera, Wenceslao Frías, Carlos H. Herrera, Francisco Sotomayor, Roque A. Luna, Welindo del Moral, Gamaliel Vallejo, Silvano Castañeda, José María Jaramillo, Pedro Bazán, Guillermo San Román (hijo), Florencio Dávila San Román, Fermín de la Colina (h), Antonio Lescano, Julián Cáceres; sin que hayan faltado damas afectas a la lectura instructiva y amena llevando las obras a domicilio, como: Rosario Vera Peñaloza, Isabel Vallejo, Clorinda Sotomayor, Juana Argarañaz, Azucena y Amelia Galindez, Amelia Moreira, Lola y Esperanza Méndez, Amelia y Gavina San Román, Justita Láinez, Candelaria Iturbe, etc.,etc., y que aprovechaban su recreativas novelas y selectas poesías; y así tantos riojanos ilustres que supieron dejar bien sentados sus nombres donde quiera le cupo la suerte de actuar.
Ved cómo la biblioteca de un modesto cultor, supo contribuir un grano de arena a la cultura general de nuestro pueblo.
Me considero feliz solo al pensar que pude haber logrado, no tanto por mi parte como por la excelente disposición de mis ex colegas y socias, una buena parte de mis propósitos en esta obra.
Así también un tiempo atrás, en otra institución similar, tuve la honradez de prestar mi modesto curso: Me refiero a la "Biblioteca femenina Castro Barros", que en colaboración con animosas cultoras, fundamos el 10 de julio de 1916, en el que se desempeña su primera presidencia desde el 10 de julio de 1916 hasta el 20 de mayo de 1920, como expresa la memoria correspondiente.
Tocóme en suerte intervenir en su patronato y elegir el nombre del ilustre prócer Dr. Castro Barros, a quien rendimos homenaje por su patriotismo, gratitud y respeto, en nombre de la mujer riojana.
Esta benéfica institución de carácter popular, la segunda en su orden numérico en la provincia y en la que he formado a su vanguardia, sigue prestando (como que es la primera y única en su género) sus beneficios al sexo femenino, impulsada hoy por capacitadas cultoras.
En tercer término se sucedió la "Centenario", que tuvo su origen en la Escuela Provincial Sarmiento y que al darle sus iniciadoras el carácter popular, adoptó su nombre actual con motivo del centenario de nuestra independencia, siéndome honrada por haber colaborado como tesorera y vocal; hoy se encuentra ésta en unión con el Colegio Nacional.
El cuarto lugar cronológico la ocupa la que hoy nos interesa, con sus características simpáticas y que dentro de su pequeñez ha de tener su página propia, llena de infantil encanto en la cultura pública.
Actualmente se cuentan varias en las provincias con carácter público, como la de Joaquín González en la Capital y Chilecito; Bartolomé Mitre en Villa Anillaco, Chamical y Villa Unión; Castro Barros en Chuquis, Aimogasta y Guandacol; Rivadavia en Malanzán, Sarmiento en Olta; Círculo de Obreros en Capital; Gobernador Gordillo en Chamical; Nicolás Dávila en Chilecito; Gobernador Dr. Benjamín de la Vega en los Molinos; sin contar las muchas bibliotecas escolares y particulares con cuyo valioso concurso se ha operado una interesante reacción de las letras en nuestra provincia.
Una de las grandes conquistas populares ha sido la creación de bibliotecas, donde los magníficos tesoros encerrados, se hicieron asequibles a pobres y ricos; y esta generalización de bibliotecas no hace olvidar que Franklin fue el primero que tuvo la feliz idea de reunir los libros de varios para uso común; y en cuya formación han entrado por igual el sentimiento patriótico y el ideal de cultura.
El Sr. Pablo Echagüe comenta: "Dos grandes argentinos, dos hombres particulares venerados, Belgrano y Sarmiento, tenaces y fecundos sembradores de cultura, levantaron escuelas y abrieron bibliotecas, persiguiendo con afán el triunfo de las ideas y el de las letras"; palabras éstas que trasuntan el pensamiento de un escritor de alto vuelo.
Con oportuna recordación consignamos haber merecido de los fervientes cultores, Presidente Dr. Echagüe y Vocal 1° Sr. Arturo Marasso, miembros de aquel cuerpo madre, voces de estímulo para nuestra obra; hasta ellos hacemos llegar sincero reconocimiento.
Esta biblioteca por medio de sus activas secretarias Srtas. Cabrera, de Leonardi y Santirso, como de sus celosas bibliotecarias, ha ido descubriendo las necesidades del público intelectual poco a poco, y para mejor servirlo permanece abierta, a la hora y tiempo que él la necesita, facilitando el caudal de esos amigos silenciosos y sinceros; proporcionando a la vez momentos de alternativa y deleite producidos por los encantos de una radio y una ortofónica, generosas donaciones de sus mismas socias.
Así también la profesora de declamación Srta.Carlota Reyes, ofreciendo generosamente su ayuda, supo llevar un concurso de este arte gratuitamente, contribuyendo con ellos y el modesto aporte mensual de sus alumnas, al bien de la Institución y la sociedad riojana.
Igualmente la Srta. M. Estela Vera Barros contribuye desinteresadamente a la enseñanza de la Dactilografía y de su especialidad, en pro de su agradecimiento y su prosperidad.
Iniciativas como éstas son dignas de encomio".
Reunidos estamos abajo el techo hospitalario de este edificio que habla con tanta elocuencia, en su mismo silencio, a los corazones y a las almas infantiles, "en la obra eminentemente patriótica, de un instituto de tan valiosas finalidades, fiel exponente de los sentimientos culturales de sus iniciadoras y del pueblo de La Rioja, que ha sabido prestarle su cooperación con tanto altruismo".